Recuerdo cuando iba a la primaria y a la secundaria, y los niños me mandaban decir todo tipo de cosas tiernas como “me gustas mucho”, “eres la niña más bonita”, “estoy enamorado de ti”, “me encantas, eres increíble”, “eres el amor de mi vida”, “sé mi novia, te amo”. Son cosas que a cualquier chica le pueden hacen sentir soñada o feliz o "importante", ¿no es cierto? . . . ¡¡PUES NO!! Para mi NO, esas eran las cosas más humillantes y repulsivas que alguien me podía decir. Las odiaba. Sobra decir que lo que esos pobres niños y adolescentes incautos recibían de mi como respuesta eran las palabras más crueles que podían salir de mi boca.
Pero, ¿cómo? ¿Como era posible que fuera tan grosera con ellos, si lo único que tenían para mi eran piropos y palabras dulces? Pues he aquí la historia de una chica que sufría de un raro transtorno llamado feísmo. No sé ni siquiera si de verdad exista un transtorno así, pero tenía un concepto totalmente distorsionado de mi apariencia física, no era solo que me sintiera fea, es que realmente yo me veía a mi misma como la niña más horrible y monstruosa de toda la galaxia. ¡Si! No es ninguna exageración. Cuando me miraba al espejo veía a un esperpento horrible, pero la idea de que lucía mucho peor que eso, permanecía conmigo por el resto del día. ¿Ahora se entiende porqué todas esas palabras lindas eran para mi un verdadero insulto? ¡Obvio! Pues porque lo hacían por el mero placer de burlarse de lo "horripilante" que yo era, o ¿porqué otra cosa? ¿Triste? Talvés . . .
¿Lo más cruel de mi historia? Es que viví con eso por muchos años, no podría decir cuántos. Lo único que sé es que un buen día desperté y pensé ¿que tal que he estado equivocada todos estos años?, ¿que tál que no soy tan fea?, ¿que tal que esos muchachos veían algo que para mi era imposible de ver? Y entonces, empecé a recordar a cada uno de esos niños y en mi mente les pedí perdón. Así que de ahí en adelante me dediqué a leer, a investigar, a comprar revistas de moda y belleza, quería saber como vestirme, como maquillarme, como hacerle para verme y sentirme "más bonita". Pero nada funcionaba, a pesar de todos mis esfuerzos, no podía dejar de sentirme fea, y entonces supe que no estaba yendo en la dirección correcta, y me dije, "bueno, si no puedo ser bonita, por lo menos seré feliz, estoy segura de que eso es mucho fácil de lograr, ¡ja!"
Y entonces me embarqué en un verdadero viaje hacía mi propia superación, nunca fuí a un Psicólogo, y vaya que lo necesitaba, pero decidí ser mi propia Terapeuta.
Mi literatura cambió radicalmente y los títulos de mis libros y revistas se convirtieron en Psicología, Por favor sea feliz, y de ese tipo. ¿Que resultó de todo eso? Logré y sobre todo DECIDÍ ser feliz todos y cada uno de los días de mi vida. ¡Yupi! Y entonces, ¡me volví hippie y fodonga! ¡Claro, me había convertido en "Doña Seguridad" andando!
Si a estas alturas, aún se están preguntando, de acuerdo, pero después de todo, ¿lograste dejar de verte o sentirte fea algún día? Sabia que lo preguntarían. Y la respuesta es: DEPENDE. Para mi ser bonita, significaba tener el cuerpo delgado de Gloria Trevi, la cinturita de Thalia, las caderas de Shakira, los ojos de María Félix, y asi, pero cada vez que me miraba al espejo solo me decepcionaba. Así que, dado los estándares de "belleza" que yo misma me había impuesto, nunca sería "bonita".
Pues el tiempo pasó, y mis demonios del pasado regresaban de cuando en cuando para burlarse y decirme "si si si, pero mírate sigues siendo fea, ni siquiera soportas que te tomen fotos o hacerlo tu misma, la mujer confiada que dices que eres, ¡es falsa!" Y fue hasta entonces que dije ¡basta, basta, basta! No dejaré que eso me siga atormentando por el resto de mi vida. No quiero ser una anciana y seguirme preguntando porqué, ¿porqué Dios no me hizo tan bonita como Thalía?
Ese tipo de traumas, de fijaciones, de cargas que uno se echa a cuestas sin necesidad y con las que nos acostumbramos a vivir, son las más difíciles de erradicar. No son de las del tipo que salen con terapias psicológicas o con lograr una y mil cosas, y sentirse triunfadoras y superiores.
Esta vez decidí que haría el viaje más importante de mi vida. Lo haría hacia mi INTERIOR. Me empecé a sumergir, poco a poco. Sin dudar. En este trayecto, te das cuenta de tantas cosas y encuentras la respuesta a tantas más. Fue hasta entonces que yo me di cuenta de que en realidad nunca quise sentirme " bonita", eso nunca me importó. Lo que siempre quise en realidad fue sentirme COM-PLE-TA, y no sentir que siempre me faltaría algo. Y a eso, muchos le llaman Plenitud. Ahora sé que eso es lo que en realidad todas las mujeres deseamos lograr, y por lo que antes debemos librar muchas batallas. Cuando llegas a él, tu vida se transforma por completo, y las cosas vanas y los estereotipos que antes te importaban como tener, ser, parecer o lucir como alguien específico, dejan de tener significado alguno para ti.
"Solo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu corazón, porque quien mira hacia afuera duerme y quien mira hacia adentro despierta"
Dirigirte hacia tu interior es como sumergirte en el oceáno. Primero tienes miedo porque no sabes como será, que habrá ahí, o si te asustará. Pero una vez dentro, te das cuenta de que es el lugar más hermoso que puede existir en todo el universo. Empiezas a fluir, a flotar, a mirar. El color es de un azul turquesa intenso, pero transparente a la vez. Ves los rayos del sol filtrándose a través de la tibieza de tu ambiente, y pareciera que estás soñando. Ahí solo hay silencio, y paz, una relajante y deliciosa paz. Y mientras sigues allí, moviéndote feliz cual sirena, empiezas a verte a ti misma como eres realmente. Empiezas a observar tus manos, tus piernas, tu piel, tu cabello, tus movimientos, y te das cuenta de que eres la criatura más perfecta y más bellamente diseñada que hay. Y es en ese momento, cuando decides que tu mundo interior, o sea tu mismo, es el lugar en donde siempre quieres vivir, es el único lugar donde encuentras toda la belleza, la paz, la aceptación y el amor que necesitas. Es el único lugar donde por fin puedes sentirte realmente segura y completa no importa lo que pase afuera o a tu alrededor. Y es ese, precisamente, el mundo que inevitablemente los demás verán. Y solo cuando tu lo has encontrado, lo has descubierto y te has enamorado de él, es cuando los demás también lo descubren y empiezan a enamorarse de él, y a ver la hermosura que hay en tí.
Y luego entonces es cuando por fin entiendes el verdadero significado de "belleza": La belleza es perfección, la belleza es salud, la belleza es armonía, la belleza es paz, la belleza es bondad, la belleza es amor. Y todo eso, siempre lo has tenido. Ahora, te esfuerzas solo porque quieres que tu exterior combine con tu interior. Sabes que debes alimentarte saludablemente, hacer ejercicio y estar sano, y no porque desees que los demás te quieran, te acepten o te vean de alguna forma, no porque desees que te vean "bonita". Solo estás creando lo que mereces, solo estás siendo fiel y atenta a ti misma, estás creando el equilibrio y la armonía con tu mismo interior. Sólo te estás amando . . .
Si no fuera por este tipo de experiencias tristes quevivimos, talvés nunca buscaríamos transformarnos, por eso siempre es bueno agradecer tanto lo bueno, como lo que parece malo. Si te has sentido así alguna vez, o lo hiciste por mucho tiempo, cuéntenme cómo eso te cambió o en qué forma. Conectemos nuestros mundos y compartamos como son por dentro. Estoy segura de que será una delicia. :) ;)
¡Besazos! . . . ¡Oh! . . . Y nunca lo olvides:
¡La belleza está dentro de ti, y esa es la única que importa! ;)
Nota: Preferí dejar la foto de mi que iba aquí, en esta liga solo por si tienen curiosidad de ver como lucía a los 18 por ejemplo. Ahora sé que nunca me parecí (mucho) a ninguno de mis hermanos, y por eso me sentía "diferente". Mientras ellos parecían hijos de Cortés, yo era la hija de la Malinche . . . Lo que no sabía en ese entonces ¡es que ese llegaría a ser mi máximo orgullo! :) ;)
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