Un lujoso día de campo

Hoy salí a comprar comida china para llevar a la oficina, pero pensé en que podría compartirla con Amin, ya que a él le encanta. Hace ocho meses y medio que no como con él un día entre semana, y ya no sé lo que es eso.

Faltaba casi una hora para que él saliera, pero aun así me dirigí a su trabajo. Él solo dispone de una hora para comer, así que mientras lo esperaba pensaba en algún buen lugar cerca para sentarnos. Justo enfrente a su trabajo hay un distribuidor vial y en las hojas del trébol un lindo césped verde. Un pequeño pero frondoso árbol estaba a solo unos pasos, y entonces supe que ya tenía mi lugar. ¡Bién!

Hacía buen tiempo, y el arbolito nos regalaba su simpática sombra. Una pequeña araña verde insistía en merodear por mis piernas, pero yo no hacía más que comer del mismo plato de Amin, y escuchar atentamente sus hazañas del día. Él hablaba, reía, comía un poco y después quitaba los insectos que caían y se enredaban entre mis cabellos. Se acercaba para darme un beso, y yo seguía atenta, viendo como sus ojos se mimetizaban con el color del césped.

Casi una hora pasó volando, y en cuestión de segundos el cielo se había puesto completamente gris. Luego, empezamos a escuchar truenos, y supimos que debíamos alejarnos de nuestro amiguito lo más pronto posible.

¿Te gustó comer conmigo hoy?, me pregunta con una gran sonrisa. ¡Me encantó! Cuando llega mi camión, se despide de mi con un beso, y como es su romántica costumbre, ¡me da otro justo antes de subir! ;) .

Antes de llegar a la oficina, me prometo a mi misma que ese tipo de lujos serán pronto. . . una costumbre :).