6 de julio de 2011

Mi encuentro con Gabriel Caballero y mi nueva adicción

Día 21

El domingo pasado tuve un día bastante ocupado, pero tenía dos encomiendas importantes para antes de que terminara el día: ir al super y al videoclub.  Después de hacer las compras, eran ya veinte para las nueve pero quería, necesitaba, pasar al Bluckbuster. Para no perder el tiempo, entré e inmediatamente me dirigí con el vendedor y empecé a preguntarle por los títulos de las películas que buscaba.

No tuve suerte con ninguna, así que el chico que me atendía me preguntó si deseaba que me buscara alguna otra. Recargué mi codo derecho sobre el mostrador y descansé mi cara sobre mi mano para recordar. El muchacho me miraba atento. En eso, se acerca un hombre y empieza a preguntarle acerca de los precios de unas películas con etiqueta roja. Yo volteo a verlo sin ninguna mala intención, pero él, apenado me pide disculpas porque creyó que interrumpía. No, no, adelante, le dije.

¿Sabe si hay alguna promoción especial para éstas películas?, le pregunta al vendedor. No, a menos que tenga membresía de socio distinguido. ¿Es usted socio distinguido?, le pregunta al cliente. Lo desconozco, contesta, ¿lo puedes investigar en tu sistema? Claro, ¿dígame cuál es su nombre? Si, Gabriel Caballero, responde con su acento argentino. Yo, volteo a verlo nuevamente para saber si lo conozco porque el nombre me suena conocido. Creo que nunca lo había visto, pero recuerdo muy bien que él fue jugador del Club Pachuca.

Me alejé para adentrarme en la tienda y ver que había de nuevo. Mientras caminaba, seguía sorprendida de lo que acababa de ocurrir. ¡No era el hecho de que Gabriel Caballero no supiera si era un cliente distinguido, cheé, sino el de que su nombre significara algo para mi! Y entonces, empecé a analizar que en las últimas dos semanas he asistido a cinco partidos de futbol, he estado en dos ocasiones más de seis horas en un estadio viendo jugar a los equipos de la Copa Mundial  Sub-17 de la FIFA, una de esas ocasiones en medio de un aguacero tremendo, y he pasado horas viendo los partidos de la Copa Mundial Femenina, y por supuesto no me perdí la final de la Copa Oro. Traté de averiguar a qué se debía mi "repentina" pasión por el futbol, y enseguida vino a mi mente la respuesta.

Mi mejor amigo, Concho,  fue jugador de Futbol profesional hace algún tiempo. No ha habido jamás una plática en la que no surja algún tema relacionado. De hecho, siempre que habla o trata de explicar algo, sale con alguna metáfora futbolística, y si se trata de que te responsabilices por algo, siempre la pelota está en tu cancha. Si te subes a su carro, vas a escuchar su radio sintonizado todo el tiempo en la misma estación, Estadio W. Sabe perfectamente los nombres de TODOS los programas de TODA la semana, sus horarios y conoce a los locutores de todos ellos. Cuando mira el periódico, la sección de Deportes es la primera que busca. Él nació para amar el futbol.

Cuando conocí a Concho, yo era de las personas que pensaba, ignorantemente por supuesto, que ese "deporte" no era más que un juego en el que los participantes de ambos equipos corrían desesperadamente detrás de una misma "tonta" pelota. Fue él quien me explicó amable y pacientemente que los futbolistas son atletas de alto rendimiento y de que el futbol tiene su grado de Arte. También me explicó lo que nunca había entendido acerca de los parámetros que se utilizan para medir a los jugadores cuando dicen que alguno es el "mejor"  del mundo, y cosas como esas. Me enseñó como es el futbol por dentro y por fuera.

Después de todos esos hechos, ya no me siento extrañada acerca de mi nuevo AMOR por el futbol. Pero la pregunta es ¿cuando te das cuenta de que te has convertido en una apasionada fanática más? Bien, cuando llega tu jefe y deja sobre tu escritorio el nuevo número del RÉCORD. :)

Gracias por leer. ¡Que tengan un gran día, y no olviden dejar hoy, todo sobre el terreno de juego! ;)

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