7 de abril de 2010

La mente que se abre a una nueva idea, jamás volverá a ser de su tamaño original. Albert Einstein

"11:05 3 alumnos
11:10 7 alumnos
11:15 se dá inicio a la clase
11:20 15 alumnos
Tema: no definido
Actividad: explicación deficiente, anotaciones en el pizarrón. . ¿para que?, ¿qué es eso?
Desarrollo de la clase: sigo sin entender ni el punto ni el tema
11:30 tuve que salir a atender otros asuntos, no volveré."

¡Bendito el día! . . . en que encontré el trozo de papel con tales anotaciones escondido en el escritorio de mi directora, que una hora y media antes había entrado a mi aula con la intención de observar (1 hora al menos era la idea no 20''), y ofrecer una retroalimentación al destacar los puntos fuertes y débiles en la metodología docente de los profesores de la "asignatura" de inglés de la "Benemérita Universidad". ¿Re-tro-alimenta-ción?, esperen, yo no la llamaría precísamente asi. ¡Hey!, ¿y qué hay de mis puntos fuertes? Al menos no contó con el hecho de que siempre tenía casa llena y de que mis alumnos sentían por mi . . . mmm, algo así como una sincera y abierta simpatia y de que yo los adoraba.

Bien, aunque estuve impartiendo clases a grupos de entre 15 y 20 niños durante 3 años, con la titular observándome todo el tiempo, ¿porqué ésta crítica en particular me había afectado tanto al final del día? En ese momento me consolé prometiendo que en adelante me comprometería tanto con mi metodología y técnica educativa que iba a darle cátedras de Inglés a la propia directora y hasta al mismo presidente de los Estados Unidos. ¡Claro que si! Pero entonces, me pregunté algo que (si, ¡tóntamente!) nunca antes me había preguntado acerca de ésta profesión. ¿Hacer y lograr todo ésto que pretendo realmente me va a hacer feliz? La respuesta me sorprendió. Y es que me acababa de dar cuenta de que no, ¡no era eso por lo que quería seguir levantándome todos los días e ir a ponerle todo mi tiempo, amor y empeño por el resto de mis días. Punto.

Ha pasado un año, desde entonces, en el que estuve titubeando, pero también preparándome mental e intelectualmente, y madurando en muchos sentidos, a fin de poder girar 180° y decidirme por lo que realmente amo hacer. No solo profesionalmente sino en todos los aspectos de mi vida.

Es por eso que hoy me encuentro aqui, despierta , sintiéndome como un ave que ha estado atada de una pata al suelo por mucho tiempo, y que está a punto de ser liberada. Me siento tan feliz y emocionada porque estoy lista para emprender el vuelo. Mismo que deseo compartir con todos ustedes, los que tengan sueños y anhelos y que también estén listos para emprender . . ,

.. . sus propios vuelos.

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